Editorial Puerto Viejo

Sin lugar a dudas que dos de las cosas que el actual gobierno le ha quedado a deber a los sudcalifornianos es la seguridad e impartición de justicia, ya que ambos sentidos fueron manejados a conveniencia e intereses de quienes están al frente de las dependencias encargadas de llevarlo a cabo, y esto es debido a que el hombre de papel nunca le intereso realmente el estado de derecho, mucho menos el darle a la sociedad la protección del estado ante la creciente ola de delincuencia organizada que en los últimos años se ha arraigado.

Desde el inicio de la presente administración el reacomodo de los carteles de la droga en nuestro estado sigue siendo muy evidente, sin embargo, para el hombre de papel son casos aislados y que no representan ningún peligro para la sociedad, sin embargo, en este sexenio han sido ejecutado más de 50 personas por el crimen organizado o tal vez por la misma autoridad escudándose que hay delincuencia organizada.

Lo último lo comentamos, ya que no es posible que a la fecha ninguna narcoejecución se haya resuelto, y lo peor del caso es que se siguen dando, el más reciente fue en la colonia Villas del Encanto, en donde el factor común ha sido sin lugar a dudas la impunidad con que se han llevado a cabo, y en donde a pesar de que la autoridad se jacta de actuar sin tolerancia en contra de estos grupos, el programa de blindaje del estado que tanto a cacareado el Secretario de Seguridad Pública del Estado, Lenin Geovanni Rodríguez Aguilar, ha dejado mucho que desear.

Sin embargo, el problema no está en quien se mata o no, el asunto es que todo esto es con la complacencia de la propia autoridad del estado, pero que para el que dice que gobierna el estado, son cosas sin importancia, para él lo que importa es hacer creer a la sociedad que ha sido el mejor gobernante que ha tenido nuestro estado, cuando en la realidad la sociedad sigue calificando a el ex gobernador Ángel César Mendoza como el mejor de todos los que ha tenido nuestro estado.

A pesar de la descalificación que durante los cinco años y meses que lleva el gobierno en contra del ex gobernador Leonel Cota Montaño, la sociedad le reconoce más el trabajo que al propio Narciso Agúndez Montaño, nunca ha podido superar ese trauma que le da el hecho de que no se le reconozca su trabajo, y la sencilla razón es, por que el gobierno que ha realizado es frívolo, corrupto e intolerante.

Pero volviendo al caso de la seguridad, Narciso Agúndez ha sido el principal opositor a la entrada de los operativos que el propio ejército mexicano ha realizado en otras entidades como Chihuahua y Tamaulipas, y que en los últimos meses han demostrado en nuestro estado la efectividad que las instancias del gobierno han dejado de hacer, si bien es cierto, el Secretario de Seguridad Pública se jacta de atacar a los narcomenudistas, en ninguna de sus mega detenciones ha logrado capturar a los verdaderos capos que operan en el estado y la sencilla razón de esto es porque las ganancias que este obtiene por protección fluctúa en más del millón de pesos en todo el estado.

La sociedad agradece la intervención oportuna que el ejército ha tenido en los últimos meses, sobre todo en las detenciones de de capos como Inés Zamudio, quien era intocable en el municipio de Comondú, la sociedad espera más de las fuerzas armadas, en donde lo único que pide es que estos no cometan actos de salvajismo, y empiecen también a ejecutar a presuntos narcotraficantes, ya que los señalamientos son muy serios en contra de esta institución.

Sería bueno que el ejército haga una verdadera limpia en las corporaciones policíacas en los tres niveles de gobierno, así como en los juzgados del fuero común y del federal, ya que no es posible que más tarden en ser capturados estos capos, que en salir a la calle y seguir como si nada.

La pregunta que se hace la sociedad es, que van hacer con las autoridades de seguridad pública que el próximo año dejaran sus cargos y que están capacitados, ya que son unos delincuentes en potencia y si estando en el cargo, se aprovechan para cometer actos delictivos, ahora imagínense que no harán cuando nadie los este observando.